- DEL CENTRO A LAS TRINCHERAS -

03.07.2020

Podemos obtener un aplauso fácil si criticamos a los políticos españoles por "ser unos inútiles" o "unos vagos". Pero, ¿qué es exactamente lo que está pasando en la política española?

Me encanta la definición matemática de "centro político" como aquel punto imaginario que resultaría de sumar los vectores de las diferentes fuerzas políticas. Es decir, la posición intermedia con la que más cantidad de población (y por tanto de sus representantes) estarían de acuerdo en ese momento. No en vano se considera que los partidos "centristas" valoran las posiciones de consenso como un fin en sí mismas. Los dos errores de bulto que más se cometen en política respecto al centro son:

  •  Pensar que el centro en inmutable, neutral y objetivo (y por tanto único para cualquier situación), ya que como acabamos de decir, depende de la correlación de fuerzas que se dé en cada momento.
  • Que un partido puede definirse "de centro" como ideología política. "Centrista" es un adjetivo que se añade a la ideología, a menudo empleando el prefijo "centro-" que ponemos antes de izquierda o derecha (centro-izquierda y centro-derecha) y que debería indicar que ese partido está dispuesto a llegar a acuerdos con partidos alejados de su posición ideológica. Pero como político no puedes ser simplemente de centro, ya que siempre vas a tener una ideología que quieres defender. Ni que decir falta que autodenominarse con tal adjetivo es tan absurdo como decir de uno mismo que es "alguien en quien confiarían los demás", ya que ese es un juicio que nos hacen otros, no nosotros.

En España, lo más parecido a una materialización real del centro político se mostró en la Transición. Una etapa política y un momento histórico que, con todos sus defectos de forma y fondo, creó un consenso entre dos bandos a priori irreconciliables. Y esto fue gracias a la materialización de ese centro político y a la voluntad de tender hacia él (que recuerdo, se encontraba en la suma de vectores de los distintos actores de aquel momento), lo que consiguió que, no sin dificultad, se acabara elaborando la Constitución española que continúa vigente hasta nuestros días.

El centro es dinámico, y por tanto no es objetivo. Para cada espacio político (ya sea una nación, una comunidad autónoma, un ayuntamiento e incluso una clase donde elijamos un delegado) existirá un centro, que lo marcará la suma de vectores. En una asociación de vecinos de un barrio obrero probablemente esté más en la izquierda que en la elección del próximo cardenal. Estadísticamente si tomáramos un factor ideológico como una línea y representamos los votos, debería haber una concentración en torno al centro, como en una campana de Gauss.

Pondré un pequeño ejemplo de cómo calcular dónde está ahora mismo, tras las elecciones generales del 28 de Abril, el centro político del Congreso de los Diputados. Lo haremos para simplificar tomando los dos ejes que propone David Nolan (un gráfico que no es del todo imparcial pero que para este caso nos sirve). Tomando los 5 grandes partidos (suponiendo que los más pequeños suman 0), y multiplicando su número de escaños por lo que se alejan del centro en cada eje. Y ahí lo tendríamos, el centro en España, que está curiosamente bastante centrado (también tiene su por qué).

Pues bien, una vez que hemos aclarado el concepto de centro, podemos entender que la política es un equilibrio de fuerzas, y la utilidad de ésta es la de articular consensos en torno a ese centro político. Ahí es hacia donde hay que tender para poder tener gobernabilidad en un país. Y se da la casualidad de que es justo lo contrario de lo que están haciendo los partidos políticos españoles. PSOE, Ciudadanos y PP se encuentran bastante equidistantes a ese centro político calculado, y a priori se dan las condiciones idóneas para un consenso... y sin embargo sus posturas son inamovibles.

Desde que se "invocó" un espacio común de centro político en 1978 no hemos tenido que volver a "invocarlo" hasta ahora, donde al haber 5 grandes partidos en liza además de los nacionalistas, es imposible gobernar en el día a día y sacar leyes de consenso sin negociar continuamente con partidos rivales. Con el bipartidismo era mucho más fácil, porque no necesitabas socios de gobierno, simplemente "sobornar" a los nacionalistas hasta que sumaras. Sin embargo, la inutilidad de los políticos actuales reside en que los partidos, lejos de adoptar posiciones políticas que tiendan a ese centro (donde sería mucho más sencillo lograr acuerdos), han cavado trincheras en los extremos y adoptado posiciones de "defenderse del enemigo". Un panorama maravilloso para la confrontación. Y es por eso es por lo que piensas que los políticos son unos inútiles.

¿Cómo se arregla esto? Tiene difícil solución, porque las mejores soluciones son un tanto utópicas en cuanto a su aplicación. Si los representantes políticos no son capaces de tender al centro, personalmente me inclino por una opción similar a la de Suiza, donde deleguemos soberanía en los ciudadanos "desempatando" las leyes en las cuales no se alcanza un amplio consenso, mediante referéndums periódicos. Propuestas similares a la que propuso en su día Daniel Ordás en "Reforma 13" que harían que el sistema que tenemos se pareciera más a una democracia, por lo de "demos" y por lo de aquel artículo 1 de la Constitución que reza en su punto 2 "La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado". Y no viceversa, como se ha venido haciendo desde el 78. Pero por hoy es suficiente. Todo esto lo veremos más adelante en detalle en la sección de Post-Politics.

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