- LOS GRANDES DOGMAS DEL CAPITALISMO ACTUAL - BAJAR LOS IMPUESTOS SIEMPRE ES MEJOR QUE SUBIRLOS -

01.11.2019

Continuamos nuestra aventura por el capitalismo actual con el primero de los varios dogmas que analizaremos en esta serie. La razón de que lo haya escogido para empezar es porque es de esos dogmas sencillos de comprender, pero que a la vez raramente nos cuestionamos, e incluso cada vez aceptamos más a medida que los discursos políticos se simplifican y evolucionan hacia fórmulas más populistas. En las últimas décadas, en las campañas electorales de los partidos conservadores y liberales se incide constantemente en bajar los impuestos argumentando que "los ciudadanos lo que quieren es pagar menos impuestos" y que "una menor carga impositiva aumenta la recaudación porque incentiva la economía", mencionando muchas veces la ya famosa Curva de Laffer*. Tenéis una explicación de en qué consiste la Curva de Laffer al final.

Este discurso no solo cala entre aquellas pocas personas a las que realmente beneficia esa bajada de impuestos, en su mayoría grandes empresarios y grandes fortunas, sino que consigue convencer por su simplicidad argumentativa a una mayoría de la población que objetivamente se ve y se ha visto perjudicada durante los últimos años con pérdida de poder adquisitivo. Y es este apoyo de las clases medias y bajas perjudicadas lo que les permite ganar elecciones y acceder a gobiernos con los que cumplir, a su manera, estas promesas.

Pero... ¿por qué funciona este dogma? Basaremos nuestra respuesta principalmente en esa primera afirmación de que los ciudadanos queremos realmente pagar menos impuestos. Una afirmación que, a día de hoy, parece irrefutable. Y no es para menos, porque el deterioro de la percepción de la clase política está íntimamente relacionado con la percepción que las personas tenemos de a dónde van a parar nuestros impuestos.

Hay que tener en cuenta que en un país como España, alrededor del 50% del salario bruto de un trabajador se devuelve al Estado en forma de impuestos tanto directos como indirectos (otro día discutiremos la distribución de estos impuestos). Si percibimos que la clase política es corrupta e inútil, dejaremos de confiar en ella para administrar nuestro dinero, y querremos administrarlo nosotros. Es el ya famoso argumento liberal de "los españoles quieren que el dinero esté en su bolsillo y que no les sea quitado mediante impuestos". Una reacción de lo más humana.

Recalco lo de "nuestro", porque el dinero público sigue siendo nuestro. Piensa en el dinero público como tu pequeña participación en acciones de una gran empresa, donde inviertes aproximadamente la mitad de tus ingresos cada mes a cambio de un retorno bastante sustancioso en forma de servicios públicos, sanidad, educación, protección y seguridad ciudadana, etc. Sería lógico pensar que si la empresa en la que tenemos invertido la mitad de nuestros ingresos lo hace mal, estaríamos constantemente reclamándole mejoras, despidos de sus directivos, e incluso realizando propuestas e involucrándonos de forma activa, ya que al final es en cierta forma "nuestra"...

¿Te cuesta imaginártelo de este modo, verdad? Imagínate el esfuerzo que se ha hecho durante años y años para convencer a la inmensa mayoría de los accionistas de esta empresa (los ciudadanos) para que acaben renunciando a la mitad de sus ingresos e incluso pensando que cada mes esa malvada empresa les roba a la fuerza la mitad de lo que tienen. En esta coyuntura, para un político a día de hoy resulta incluso ridículo proponer una subida de impuestos con la promesa de que esta repercutirá en una mejora de los servicios sociales. Ya no hay ninguna credibilidad en ese sentido. Nadie quiere subir impuestos, porque electoralmente penaliza, y mucho.

De lo anterior podríamos destapar con facilidad el plan que se ha seguido durante los últimos años. Si como políticos nos dedicamos durante décadas a desprestigiar a la clase política quebrando cajas de ahorros, creando redes clientelares de "enchufados", infraestructuras inútiles, caprichos megalomaníacos o directamente desviando fondos y robando a cara descubierta, los ciudadanos dejarán de confiar en cualquier político y querrán controlar la mayor parte de su dinero. Eso nos permitirá ir privatizando poco a poco todo lo susceptible de ser rentable, incluyendo servicios básicos fundamentales. Lo cual nos lleva a una terrible verdad: 

"Desprestigiar el sistema político, y por tanto la democracia, es beneficioso para el capitalismo actual".

¿Debo entonces votar a partidos que me prometan subir los impuestos? En absoluto. El problema no reside en si los impuestos son altos o bajos, sino en la eficiencia de esos impuestos. De nuevo, haciendo analogía con la empresa, lo importante es que el retorno que obtengas sea lo más eficiente posible dados los impuestos que pagas. Si un país como Suecia o Finlandia ofrece una cobertura prácticamente total de las necesidades básicas de sus ciudadanos y sus instituciones ofrecen credibilidad y transparencia, las personas no serán reacias a pagar altas cargas impositivas. Sin embargo, por razones obvias, el debate sobre esas cargas impositivas es mucho mayor en un país como el nuestro, donde pagamos menos impuestos que allí, y las corrientes populistas que abogan por la bajada masiva de impuestos están a la orden del día.

Por tanto, a la hora de escoger a qué partido votar o si decidimos crear nuestro propio partido, deberíamos de enfocarnos en aquellos que buscan una eficiencia de la administración y los servicios que el Estado gestiona, y desconfiar completamente de quienes utilizan las subidas o bajadas de impuestos con fines electoralistas. Lo cual, dicho sea de paso, deja en muy mal lugar a la política española, y en general a la política mundial.

Os espero en el próximo capítulo

----------

*La Curva de Laffer es un concepto en economía que consiste en una curva ascendente y descendente. En un punto se sitúa el 0% de impuestos, donde recaudamos 0, y en el otro el 100% de impuestos, donde recaudaríamos 0, ya que no se obtendría ningún beneficio de realizar una actividad. Al ser una curva, se deduce que existe un punto de impuestos en el cual se obtiene la mayor recaudación posible. La tesis liberal es que nos encontraríamos en la parte descendente de dicha curva, y que por tanto bajar impuestos incentivaría la economía y aumentarían los ingresos. Y esto es cierto a medias. En economía suele haber una regla no escrita que consiste en que en periodos de crecimiento se ha de subir los impuestos, y en periodos de recesión bajarlos ya que el pico de la Curva de Laffer se desplaza se desplaza a derecha e izquierda respectivamente. Y aun así, es mucho más complejo que eso, ya que requerirá de un análisis exhaustivo el determinar qué es lo más adecuado, y la economía es dinámica y cambiante, por lo que para cuando hallemos con precisión dónde está ese punto, probablemente haya cambiado. La buena política ha de estar abierta siempre a ambas opciones, para así maximizar los ingresos del Estado.

© 2019 Post Politics. Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode Cookies
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar