POST POLITICS - REQUISITOS MÍNIMOS

30.08.2020

Nada mejor para comenzar esta nueva versión de PostPolitics, esta vez integrada en un proyecto mayor como es PostBlog, que una declaración de intenciones.

Todas las grandes filosofías e ideologías políticas han debido en algún momento posicionarse acerca de tres grandes pilares: cómo organizan la sociedad y el grado de libertad del individuo, cómo estructuran el poder político y cómo gestionan la economía. Sociedad, política y economía. Estos tres pilares constantemente tratarán de alcanzar un equilibrio, generando conflictos entre sí debido a múltiples factores como la propia naturaleza humana (p.e. tendencia natural a ser territoriales e individualistas), defectos estructurales del sistema (p.e. tendencia a la polarización del capital en el libre mercado) o eventos imprevistos (p.e. una pandemia global).

Es cuando aparecen contradicciones entre pilares donde entra en juego un aspecto fundamental, que trata de discernir qué es lo realmente correcto, hacia dónde ha de encaminarse el sistema para lograr el objetivo último que se pretendía conseguir. Este tipo de contradicciones son abordadas por la ética en sus distintas formas: ética social, ética política o ética económica. Al ser un terreno dialéctico basado en el conocimiento y valores subjetivos del individuo, no podemos obtener mediante inducción a partir de experiencias aisladas leyes universales al respecto que podamos aplicar de forma científica mediante deducción a otras situaciones. Siempre habremos de analizar el contexto y tener claras las líneas rojas y la dirección moral, y aun así las decisiones siempre serán sometidas a debate y habrán de ser acordadas y refrendadas por una mayoría. Lo cual hace indispensable el papel de una democracia real y sana en todo esto.

Sin embargo, que no existan leyes universales aplicables a todas las situaciones, como ocurre en otras ciencias, no significa que el papel que juega la ética a la hora de analizar y corregir fallos en el sistema sea imprescindible. Si bien es cierto que los tres pilares de los que hemos hablado se relacionan entre sí como una tríada, el papel mediador de la política a la hora de mantener el equilibrio entre la sociedad y la economía es probablemente el más urgente de abordar, ya que la política es el punto de acceso que tiene la democracia a este triángulo que le permite poder influenciarlo.

Las sociedades occidentales en este aspecto presentan dos problemas catastróficos para el buen funcionamiento del sistema. En primer lugar tenemos el profundo deterioro de la democracia debido a múltiples factores. Por un lado, la falta de mecanismos de control potencia el individualismo del profesional de la política, y por tanto su distanciamiento de los problemas reales de la sociedad (lo cual lleva a una reducción del colectivismo), al tiempo que se produce una mayor aproximación hacia los sectores económicos que les ofrecen más feedback positivo en forma de recompensas individuales: puertas giratorias, sobornos, favores, etc. Por otro, el auge de corrientes extremistas y populistas no solo en nuevos partidos, sino integradas en las estrategias de los ya existentes, cuyo discurso se enfoca en decirle a la gente lo que quieren oír. Esto provoca que durante un tiempo su malestar se aplaque, pero requiere recurrentemente de nuevos discursos cada vez más radicalizados y más populistas para canalizar esa frustración y descontento generado por los anteriores. Y otro factor sería la falta en general de cultura democrática, que queda patente en que la gran mayoría de la población desconoce conceptos tan básicos como el sistema de elección del presidente del Gobierno, el funcionamiento del sistema electoral o la existencia de mecanismos de participación democrática.

El segundo problema es la judicialización de la política y la proliferación de discursos políticos basados en el "cumplimiento de la ley". Que se judicialicen problemas de índole política es sin duda un claro síntoma de desgaste del sistema democrático, ya que en un Estado de derecho los requisitos mínimos de funcionamiento se basan en cumplir la legalidad vigente, y su modificación ha de realizarse mediante las herramientas de las que dispone el sistema democrático, como son modificar la ley o incluso reformar la Constitución. Cuando en lugar de debatir leyes o reformas en el Congreso se llevan a los tribunales, se está abandonando la opción del debate político y eximiendo a los representantes de la soberanía popular de sus responsabilidades. De la misma forma, la actitud de únicamente aferrarse al "cumplimiento de la ley" supone renunciar a lo que hemos mencionado antes, a todo el proceso de debate en el que está implicada la ética política y que requiere un ejercicio de reflexión, negociación y debate con ideologías distintas para lograr el mejor acuerdo posible.

Podría decirse por tanto que el problema de la tríada en nuestro sistema comienza por la política. El papel mediador de la economía entre la sociedad y la política se ve afectado por este desequilibrio generado, ya que los desequilibrios sistémicos agudizan los problemas que presenta la sociedad, y en los últimos años hemos observado cómo la riqueza mundial cada vez se concentra en un menor porcentaje de la población, con el beneplácito por acción u omisión de la política. El papel mediador de la sociedad entre la economía y la política también se ve afectado, ya que la sociedad sufre una crisis de valores y una suerte de anestesia generalizada ante los problemas y retos que se le presentan, no siendo consciente de que la política está a su servicio y no al revés. La tendencia al individualismo juega un papel clave también aquí, ya que la pérdida de colectivismo redunda en una pérdida de conciencia de clase, y por tanto de identidad y de sensación de que "se pueden cambiar las cosas". Los desfavorecidos asumen que lo son y consideran moralmente correctas actitudes encaminadas al servilismo y la sumisión, tal y como predecía Nietzsche al hablar de la moral de esclavos.

Para que el sistema funcione, constantemente han de fluir entre estos tres pilares acciones que busquen el equilibrio, al igual que la sangre en un organismo. Los problemas que hemos mencionado están provocando un enquistamiento del sistema que lo está deteriorando de una forma alarmantemente rápida. Más que nunca es necesaria una reflexión por parte de la sociedad, que es la que en las democracias tiene el poder real de afectar a la política. Desde Postpolitics trataremos de arrojar luz sobre el funcionamiento del sistema para llamar la atención sobre los retos a los que toda la sociedad nos enfrentamos, a pesar de que muchos se empeñen en huir de ellos.

Gonzalo Bonet (@GBCLopi)


© 2019 Post Politics. Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode Cookies
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar