- APUNTES DE ACTUALIDAD - VIOLENCIA DE GÉNERO Y FILICIDIOS

11.06.2021

Es difícil negar que hoy en día el nivel general del debate político en España es bastante pobre y que los partidos desempeñan su ejercicio de representación política empleando en exceso técnicas populistas. Aunque lo hagan unos más que otros, por desgracia es una herramienta de la que no se puede prescindir en la actualidad si quieres tener efecto en la ciudadanía. Una de estas técnicas es dejarse arrastrar por la corriente del debate público que se origina al poner el foco de forma sesgada en algunas noticias de actualidad y que se exacerba en las tertulias paralelas de televisión, que rellenan innumerables horas de contenido y acaban trasladando el debate a las redes sociales y la opinión pública. Es decir, la táctica política consiste en tratar los temas que alguien, normalmente grandes medios, están interesados en tratar.

A pesar de que son muchos estos temas tratados, hoy hablaremos de uno en concreto ejemplificado a la perfección con el caso de la docuserie sobre Rocío Carrasco en Telecinco, donde se ha montado un auténtico circo en torno a un posible caso de violencia de género. Este debate generado de forma artificial con el único objetivo, como no puede ser otro en una gran empresa con cotización bursátil como es Mediaset, de monetizar al máximo el contenido producido, ha llegado a ocasionar el efecto contrario y dar alas a un discurso que en España la ultraderecha lleva desde que se estableció en las instituciones enarbolando: negar la existencia de la violencia de género.

Hoy, con cuatro mujeres asesinadas a manos de sus parejas en lo que va de junio, entre ellas una adolescente de 17 años, y el caso de las dos niñas Anna y Olivia presuntamente asesinadas por su padre, el debate está de nuevo en la opinión pública. Y por supuesto, es aprovechado por unos para reclamar más concienciación sobre la violencia de género, por otros para monetizar el dolor y ver quién compite por el morbo de la audiencia, y por otros para tratar de "combatir" una supuesta ideología de género que amenaza su modelo de sociedad.

En relación a este último grupo hay un apunte que me gustaría dejar claro, ya que considero que por la carrera que he estudiado tengo conocimientos para ello: no todos los tipos de violencia son iguales. Es algo que debería parecer obvio a cualquier persona pero que para este grupo no parece serlo. Hoy difundían en redes y mediante sus medios de cabecera como el ABC el argumento de que el 70% de los filicidios (asesinato de sus propios hijos) es cometido por mujeres. La pregunta que me hago es cuál es la intención de contraatacar y cuestionar la existencia de la violencia de género con datos que demuestran que existe otro tipo de violencia en la cual el género influye, como es el caso de los filicidios.

Por si acaso, aclaremos un poco esto con datos. En efecto, de 22 filicidios registrados en 2019, 12 fueron a manos de la madre, 5 del padre, 1 de ambos y 4 de otros casos (parejas convivientes, etc). Imagino que el 70% sale de dividir 12 entre 17 (12+5). Los datos suelen inclinarse más hacia la mujer conforme más pequeño es el niño/a. Esto efectivamente es explicable apelando a diversos factores relacionados con el tiempo de cuidado, psicosis postparto, etc.

Esta relación es de aproximadamente 2 a 1. En el caso de la violencia de género, en los últimos años ha habido una media de 53 víctimas mujeres (entre 46 y 60 al año) y 7 víctimas hombres (entre 4 y 10 al año), lo cual es una relación de 9 a 1. En casos de violencia doméstica la relación asciende a 14 a 1, habiéndose registrado en 2019 aproximadamente 2000 casos de violencia de mujeres a hombres y 28.000 de hombres a mujeres.

En el caso de los filicidios, precisamente porque el hecho de que sea una mujer supone un factor importante a tener en cuenta, la investigación y el tratamiento médico especialmente en los meses previos y posteriores al parto y la labor de los servicios sociales está encaminada a prevenir aquellos factores de riesgo que pueden llevar a este tipo de situaciones, normalmente extremas y de fatal desenlace. Si esta relación es de 2 a 1, es lógico pensar que en el caso de la violencia de género en la pareja, donde es 9 a 1 en casos mortales y 14 a 1 en agresiones, también se investigue y se trabaje en las causas que hacen que exista tal diferencia. En resumen, que con esta "crítica", la propia ultraderecha está justificando la propia existencia y necesidad de estudio de la violencia de género y negando su propio argumento de que la violencia intrafamiliar implica los mismos factores en todos los casos.

La teoría nos dice que "la respuesta reaccionaria por parte de un colectivo que oprime a otro se produce de forma natural cuando el colectivo oprimido va logrando primero tomar conciencia, después demandar derechos y hacerlos efectivos y finalmente lograr una igualdad real". Con este párrafo podríamos definir con bastante acierto lo que ocurre en España en torno a la violencia de género, pero estaríamos pasando por alto y premiando ciertos comportamientos y errores que se están cometiendo especialmente en la izquierda a la hora de tratar este tema.

El contexto político y sociológico español se encuentra en una situación muy delicada en la cual la labor pedagógica y comunicativa del discurso es clave a la hora hacer que el mensaje llegue a la mayoría de la población. Hemos visto cómo Ayuso se metía a la mayoría de madrileños en el bolsillo con un discurso sencillo e infantilizado basado en la rebeldía y el egoísmo. Y el discurso feminista que se hace por parte de PSOE y en especial Podemos no consigue conectar con esa mayoría.

En mi opinión, las razones podrían concretarse en dos frentes. Por un lado, la mala imagen que proyecta en general el feminismo institucionalizado y en especial el Ministerio de Igualdad de cara a la ciudadanía, que es un blanco perfecto para la prensa afín a la oposición, tanto por la imagen proyectada durante años en prensa de la ministra Irene Montero, como porque es un Ministerio cuyos efectos son difícilmente mesurables y comparables (a diferencia del ministerio de Trabajo por ejemplo con los datos de empleo). Y aún peor, a corto y medio plazo los resultados obtenidos deberían ser contraproducentes, ya que una buena labor en el logro de la igualdad real es previsible que se plasme en más denuncias por violencia de género (más concienciación) y más violencia, debido a una mayor reacción de quienes ven amenazados sus privilegios. Todo esto hace que cale el relato de la oposición, que se acoge a hablar de "chiringuitos" y de que no se obtienen resultados.

Por otro lado, el enfoque del discurso. Especialmente desde el nacimiento de Vox y de todas las corrientes relacionadas con la negación del feminismo, el discurso feminista y de una parte importante de la izquierda se ha encaminado a lo que definiría como "ser reaccionario con los reaccionarios", lo cual es bastante nocivo para la actitud pedagógica. Cuando el discurso se vuelve excesivamente combativo, pierde transversalidad porque se aleja de una sociedad que cada vez va más encaminada a la pasividad y el inmovilismo. El discurso combativo acaba siendo aprovechado por los reaccionarios originales para justificar sus ataques, y se acaba entrando en una pelea en el barro donde quienes ganan son los que tienen experiencia en ello.

La solución pasa por aceptar que la búsqueda de la igualdad real implica la aparición de una reacción en los sectores de la sociedad que más se aferran a las actitudes que quieres cambiar, y mantener la labor pedagógica y comunicativa que se tenía al principio, haciendo caso omiso a los ataques verbales. De hecho, si se tiene la certeza de que se están haciendo bien las cosas, la aparición de este sector reaccionario debe tomarse como una señal de que se está obteniendo el resultado esperado en la sociedad.

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